Polvo
De lo gris me salí, y al polvoriento gris he retornado. ¡Cuanto yo concebí, sólo fue imaginado, que el realizar a mí me está velado! Va a perderse mi huella… Sólo soy llamarada del destino; una loca centella que tiene el desatino de pretender que el polvo sea divino. Infinidad de estrellas, enloquecido polvo en torbellino. Universo son ellas, y en este remolino suspendido en cada átomo un destino. Mi polvo voy dejando. Al polvo he de pagar algún tributo: si él me está alimentando, si es mi dueño absoluto, bien podrá mi cadáver ser su fruto. Y ¿si nada existiera más que el polvo creando un espejismo; y el vivir sólo fuera un momento de sismo: relámpago cayendo hacia el abismo? Me siento naufragando, la marea del polvo me ha invadido. Si me estaba quemando, hoy he reconocido que no ser es mi auténtico sentido. Presiento un remolino;