No vida
Hace mucho tiempo, a esta hora de la madrugada o quizás aún más tarde, me quejaba en soledad del terrible día. Percatando que los días anteriores también habían sido malos. Han transcurrido años desde entonces, y cada día parece ser peor que el anterior. Dolores y malestares se han entrelazado en distintas partes de mi cuerpo, que parece cada vez menos resiliente. Incluso mis manos, antes ágiles, ahora son torpes, tirando las cosas de torpe forma y rompiendo lo que tocan. Los dolores se han arraigado de manera crónica, convirtiéndose en compañeros familiares a los que, de alguna manera, me he adaptado. Mis facultades mentales muestran signos de declive, como si estuvieran inmersas en un lento ocaso. Los recuerdos se desvanecen con frecuencia, el proceso de aprendizaje se torna arduo y la claridad mental se vuelve esquiva. ¿Qué razón hay para seguir adelante? ¿Por qué persistir en esta lucha? Estas preguntas permanecen sin respuesta, colgando en el aire sin una resolución clara. A pesa