¡Qué flojera!
Aqui estaba un post, hablaba de un hombre amargado y solitario, que pensaba que la felicidad es para idiotas, luchando contra el cansancio, sufriendo el transporte publico de esta terrible ciudad, que al observar un poco a la gente durante el trayecto, se da cuenta que la indiferencia, que la ignorancia, la mala música y la ausencia de buen gusto abundan, ahogan las almas y las consumen, y sin embargo hay belleza, ahi donde se mire, puede ser un pequeño niño sonriendo con honestidad, un par de ancianos discutiendo los aconteceres políticos, una joven embarazada acompañada de su marido, una bella mujer, con cara de niña, absorta en sus audífonos, sentada con un pie torcido en extraño gesto que es encantador en extremo, en la cara llena de preocupaciones y ausente de sentimientos de todos los compañeros de viaje. De eso y otras cosas más trataría este post, pero... ¡Qué flojera! La gente, la demás gente, la que esta allá afuera, la que llena de historias volátiles esta ciudad, de tod...