Final Feliz

Cuando decidí por fin iniciar una relación amorosa, y fuiste tú quien se prestó a semejante empresa, lo primero que hice fue sacarme los ojos con aquella cuchara deshabitada, de esa forma no podrías mentirme, así me libraba de toda sospecha que pudiera ensombrecer nuestro pecado, librarme del dolor no fue sin embargo tarea tan fácil, menos aun fue el acostumbrarme a tanta soledad, a tú soledad, a la ausencia de saberte ajena e intocable, y como todas las historias felices, y más que felices, reales, nuestra historia finalizo sin iniciar nunca, sin habernos conocido, finalizo igual que las otras historias, aquellas que no son ni felices ni tristes, termino con la fría muerte abrazando mis entrañas, mientras Debussy me mostraba la Luna.

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