Mi primera vez

Recuerdo aquel día, antes no había nada, mi vida no existía, ese día fue mi primer día de vida.

Un intensísimo dolor me despertó, mis ojos tardaron varios minutos en adaptarse a la luz de la ventana sin cortinas que como dagas penetraban en aquel cuartucho, con mucho esfuerzo me levante y con ansiedad busque un poco de licor entre las botellas desperdigadas por el suelo, todas estaban secas, yo me moría de sed, y solo encontré olor a cerveza vieja y vapor de licor barato, en una esquina encontré una botella rota que contenía un poco de alcohol en el fondo donde se veían también astillas del cristal, sin pensarlo empine los restos de la botella al fondo de mi garganta, junto al liquido percibí los cortantes vidrios, escupí algunos otros continuaron su camino, el sabor del licor se mezclo con sangre, pero no me importo, jamás nada me había importado, mi sed continuaba y no había ya nada en aquel lugar, solo montones de botellas vacías, un colchón lleno de ratas y un fuerte olor a orines y sangre, trapos y basura.

Apresurado salí en busca de alguna forma de obtener más bebida, en la calle me metí en la primer tienda de abarrotes, el encargado era un señor amargado, a nadie le caía bien, subía los precios, atendía de mala gana, maldecía por cualquier cosa, y si no le mostraba dinero, me corría con toda suerte de amenazas, aquella vez fingí tener dinero para que me permitiera entrar, le vi sentado detrás del mostrador con aquel gesto de tener la mierda de su vida en la nariz, junto a el la vieja caja registradora, y detrás de él la vitrina con las botellas de licor.

Antes de que pudiera gritarme diciéndome que si no llevaba dinero ni me acercara o llamaría a una patrulla, con una fuerza que no me conocía levante la caja registradora y se la arroje con todo el odio acumulado en mi vida sobre su cabeza, justo en esa cara de huelepedos tan desagradable, cayendo hacia atrás salpicándolo todo con sangre, la caja rodo hacia un lado vomitando infinidad de monedas y algunos billetes. Tome todos los que pude y varias botellas del mejor tequila, extrañamente sentí un gran cambio, el ver a aquel hombre tan desagradable y odiado, con la cara deformada por terrible golpe, en el medio de un gran charco de sangre espesa. Esa imagen jamás me abandonara, me lleno de vida, me hizo sentir por primera vez en mi existencia que después de todo servía para algo, que no era tan débil.

Tranquilamente salí de aquel lugar, no tenía miedo, no me importo que me vieran, continúe caminado por mucho tiempo, hasta que el alcohol salió por completo de mi sangre, la sed se había ido, ya no necesitada de más licor, la sangre me había saciado. Tomando un par de billetes del muerto me compre ropa y algo de comer, las botellas fueron arrojadas contra unas piedras, aun estaba extasiado por lo sucedido. Siempre dicen que la primer vez no se olvida ¡y cuánta razón tienen! Poco después encontré un pequeño establecimiento de ferretería, atendido por un pequeño anciano que me sonreía mientras me preguntaba en que me podía ayudar, junto a él un tablero con muchos afilados desarmadores…


Otros que ya tuvieron su primera vez

Comentarios

Espectro dijo…
etselente!

me gusto mucho

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