Cambio Climatico


Nunca nos habíamos alejado tanto del campamento, pero la situación era cada vez más grave, ya no nos quedaban alimentos y en este desierto es cada vez más difícil conseguirlos, esta ciudad otrora fuera una ciudad del llamado tercer mundo, era difícil vivir entonces, ahora es mucho peor, pero pronto estaré lejos y nunca más participare en estas cacerías.
Con gestos mi compañero pregunta la hora, le hago señal de que serán las 3 de la madrugada, no quiero arriesgarme a mirar el reloj de pulsera y que la débil luz alerte a nuestra presa, son muy astutas y podríamos quedarnos sin alimento. Instantes después recibimos la señal del otro grupo, es hora de atacar.
Entre mi compañero y yo pasan dos presas, van corriendo a toda velocidad, no puedo imaginarme de dónde sacan tanta energía con el escaso alimento que logran conseguir, mi compañero está a punto de alcanzar a uno, sorpresivamente esta le lanza una sustancia a la cara, en un grito terrorífico mi compañero cae, la presa le trata de arrojar más de aquella sustancia que parece disolver la piel, es un grave error, ahora sé que no tiene más y puedo acercarme, no me nota hasta que es demasiado tarde, le arrojo mi lanza, una vieja barra de metal que alguna vez fue la reja que protegía un colegio, le doy en un costado, sorprendentemente no grita, solo se encoge en una mueca de dolor, en ese momento llegan los dos del otro grupo, una es la esposa del que le arrojaron acido, trata de ayudarlo, pero creo que es demasiado tarde, su compañero sale en busca de la otra presa que debió aprovechar para huir, al acercarme para recuperar la lanza, descubro algo terrible, aquella pequeña presa, no es más que un manojo de huesos, la piel cubierta de raspones y mugre pero aun así le reconozco, es mi sobrina, la hija de mi hermano que murió en una de las primeras tormentas, en sus ojos veo que ella me ha reconocido también, tomo la lanza entre mis manos, me quedo inmóvil por un breve tiempo, solo mirando aquellos brillantes ojos cubiertos de lágrimas, con un movimiento fuerte saco la lanza de su costado, la sangre espesa empieza a brotar, sin más miramientos ensarto con un golpe seco la lanza en medio de aquellos ojos, a pesar de ser tan delgada, pagaran muy bien por aquella presa.
Saco nuevamente mi lanza y me volteo a donde están mis dos compañeros, él gime de dolor, ella llora encogida sobre él, levanto mi lanza con ambas manos y sin que se den cuenta los ensarto en un solo golpe, la carne de los adulto no es tan bien pagada, pero son más pesadas, seguramente será suficiente para pagarme un pasaje al norte, dicen que allá aun hay árboles y plantas y tal vez pueda conseguir más dinero y poder acceder a una de las ciudades, donde los ricos viven con todas las comodidades. Mientras saboreaba mi futuro se acerca el otro, que había ido en busca de la otra presa, a la que no la pudo alcanzar, mi lanza ya lo atraviesa cuando termina de darme aquella noticia, no está mal, 3 adultos y una niña en una sola noche, ha valido la pena. Este mundo seco, destruido por sus propios habitantes, a veces da recompensas.

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Comentarios

Victoria Alonso dijo…
Me gustó, me gustó.
Terrible lo que describes ¿para allá vamos...? Ojalá y no.
Saludos

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