Dedicatoria (Filosofía de Tocador)

A los libertinos de cualquier edad y sexo, y de todas las aficiones, a ustedes dedico esta obra. Esas pasiones, que los moralistas fríos y aburridos, les piden temer, son únicamente el medio por el cual la naturaleza trata de exhortarlos a que realicen su labor; por lo tanto, sométanse a esas paciones, y permitan que los principios que aquí se mencionan los alimenten.

Mujeres sensuales: imiten a la sensual Saint Angel, acaten las leyes divinas del placer, e ignoren cualquier cosa que vaya contra ellos.

Jóvenes doncellas: hagan lo que la ardiente Eugenia; rechacen todas las prohibiciones de su religión ridícula, desprecien los preceptos de sus padres obstinados; por el contrario, ríndanse a las leyes de la naturaleza que la lógica describe, a los brazos de los que han de ser sus amantes.

Hombres lujuriosos: hagan como el bribón del Dolmance; acepten solo el gobierno de sus deseos, únicamente lo límites de la imaginación; y aprendan de el; porque solo explorando y ensanchando la esfera, des sus aficiones y caprichos, hallarán el verdadero placer.

A todos: debemos darnos cuenta de que fuimos lanzados, a esta vida de penurias sin nuestro consentimiento, y que desde el nacimiento de nuestra conciencia, nos hemos visto asaltados por los sofismas de quienes aprovechan nuestra condición; si queremos disfrutar el momento más breve de placer-si deseamos plantar de vez en cuando una rosa en el rocoso camino de la vida- tendremos que sacrificarlo todo a los pedimentos de nuestros sentidos, así es la lección de los filósofos del tocador.

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