Forbidden desire

Prohibir algo es despertar el deseo.
Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592) Escritor y filósofo francés.


Pocas cosas me desesperan, en este momento estoy muy desesperado, ya es tarde, hace más de 20 minutos que me esperas,  sabía que debía tomar otra ruta, afortunadamente el taxista recurre a sus habilidades y tras rodear por angostas calles sobrepasamos el embotellamiento, segundos después llego a nuestro punto de reunión, la imagen a continuación no la olvidare jamás…

Es una mañana fría, el taxi pasa junto a ti a gran velocidad, solo te vi un instante, recargada al pie de las escaleras y adentrada en un libro, la escena me parece maravillosa, en verdad que luces hermosa.

Instantes después nos dirigimos en otro taxi hacia algún lugar donde desayunar, es temprano, tenemos poco tiempo y las opciones son pocas, así que nos decidimos por la primera opción que se nos presenta, momentos después estamos desayunando en la mesa de un VIPS acompañados de una rica taza de chocolate, nos la pasamos platicando, eso es lo que más me gusta de ti, podrían ser horas o años y nunca me cansaría de hablar contigo.

Lo precipitado de la salida, lo “prohibido” de hacerlo, nos ha dejado sin un plan, pocas alternativas a donde ir, así que sin pensarlo más nos metemos en el primer cine, las películas presentadas nos atraen poco, terminamos eligiendo una infantil, al entrar a la sala nos percatamos que somos los únicos espectadores, no hay nadie más en la sala, la película únicamente para nosotros dos.

Mientras abrazados vemos las escenas, tu risa, tu cuerpo, tu cabello, produce sensaciones indescriptibles, maravillosas, así en la oscuridad de una sala de cine, una sala de cine para nosotros dos, sin más testigos que unos muñecos animados en la pantalla, mientras te encuentras absorta en la pantalla, yo me acerco, no sé por qué lo hago, en ese momento olvido que no lo debo hacer, olvido que no es lo “correcto”, simplemente te beso, un beso tímido y a la vez firme, te sorprendes por unos instantes, pero no te retiras, incluso empiezas a corresponder la caricia, con los ojos cerrados, me dejo arrastras por la pasión del momento, deseando que este instante no termine nunca…

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