Abandono (2.0)

La casa de la abuela era realmente grande, con un jardín enorme, de niña pensaba que aquello era un bosque o una selva, que nunca terminaba; la casa de la abuela se encontraba en medio de aquella enorme vegetación, al final de un camino que iniciaba en el portón. Pero lo mejor de todo aquello fue cuando en un día de vacaciones, junto a dos de mis primos descubrimos al final del jardín un pequeño cuarto, cubierto casi en su totalidad por las hiedras, los vidrios de las ventanas y puertas estaban tan llenos de tierra y plantas que nada podía verse al interior. Después de intentarlo por unos minutos corrimos en busca del jardinero, viejo y fiel sirviente de la abuela, aquel hombre fuerte y de piel oscura, que nos llenaba de historias de terror cuando acampábamos en ese jardín por las noches. Al preguntarle sobre aquel cuarto abandonado en medio de la vegetación y que nos parecía tan extraño nunca antes haberlo notado, solo se encogió de hombros y nos dijo que en aquel cuarto no había nada, que nunca lo hubo, que nunca lo habrá, al insistir por una terrible historia nos contesto toscamente que en aquel lugar ni los fantasmas podrían habitarlo, que solo era un cuarto lleno hasta el tope de nada, de puro abandono, ni siquiera los bichos o ratas habrían nunca entrado, ni el miedo o el frio, la humedad o las capas de polvo de años de abandono. No volvimos a preguntar, extrañamente no volvimos a encontrarnos con aquel cuarto, años después regrese a aquella casona, mi abuela hace tiempo había muerto, la casa quedo primero al cuidado de uno de mis tíos, uno de los hombres más ricos de aquel pueblo, hombre tosco y que nunca demostró sentimiento alguno, la familia pronto dejo de visitar la casa de la abuela, hasta que un día mi mamá recibió una llamada, mi tío estaba muy enfermo, al parecer por la expresión de mi mamá al escuchar la noticia, a mi tío no le quedaba mucho tiempo, aquel hombre jamás se caso, nunca tuvo hijos o se le conoció mujer alguna, mi madre siempre bondadosa, acudió a aquella casa a hacerle compañía a su hermano, yo le acompañe con cierto recelo, y con un poco de nostalgia al recordar todos los veranos que pase jugando en aquella casa, un par de días después de llegar, mi tío murió, solo sus hermanos y un par de hombres encargados de sus negocios acudieron al entierro, no hubo muchas lagrimas, al regreso del entierro Salí a caminar, sin recordar como llegue a aquel cuarto, lucia exactamente igual que cuando lo descubrí junto a mis primos hace años, pero había una pequeña diferencia en la puerta estaba ese característico rastro de haber sido abierta, no recientemente, pero si hace un par de meses, no le di mayor importancia, di vuelta y emprendí el regreso a la casa cuando escuche un extraño sonido, provenía de aquel cuarto abandonado, con un poco de temor me acerque, el sonido se hizo más claro, como un lamento, como el aullido de un muerto, con un poco de dificultad abrí la puerta, no tanto como el que hubiese imaginado, dentro el sonido acallo inmediatamente, al acostumbrarme un poco a la oscuridad pude advertir la figura de alguien o algo, parecía una mujer, pero tan delgada como si no tuviera más que los huesos y la piel, empezó a balbucear, nada de lo que salía de su boca era entendible, pero me pareció escuchar entre sus sonidos el nombre de mi tío, su piel era blanca como si fuera de papel, apenas cubierta por los jirones de lo que alguna vez fue tela, Salí corriendo de ahí, llame a mi madre a mis primos y tíos que estaba tomando café en la casa, rápido acudieron a mi llamado, si poder hablar los conduje a aquel cuarto abandonado, el asombro y el terror se apodero de todos, nadie pudo explicarse como sobrevivió aquella mujer si es que aun se le podía llamar así, ella temblaba con más terror aun, después, alguien llamo a los médicos y a la policía, nadie pudo explicarse que había pasado, ni siquiera pudimos saber el nombre de aquella criatura, nunca recupero el habla, y a pesar del alimento su figura diminuta y en extremo delgada nunca pudo mejorar, nunca supimos su nombre y entre sus balbuceos que parecían cantos o lamentos por el tiempo desgastados, solo podía adivinarse el nombre de aquel hombre terrible, el nombre de mi tío, nada supimos más, hasta que tiempo después, en un ingenioso escondite en los aposentos de mi tío encontramos una pequeña caja de madera, dentro un par de viejas y gastadas fotografías, donde aparecía una mujer como de 15 o 16 años junto a mi tío que tendría casi treinta en las fotos aquellas, un par de cartas, al parecer de aquella mujer dirigidas a mi tío, donde le expresaba un profundo y enfermizo amor, y una pequeña nota con letra de mi tío, con la frase “He abandonado el único amor de mi vida, en el viejo cuarto abandonado al fondo del jardín, pues tan terrible y peligroso sentimiento no merece mayor suerte que el abandono”


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Comentarios

Unknown dijo…
Yo tengo una par de preguntas, pero creo conocer las respuestas xD

Que bien que intentan reanimar el grupo.
Saludos !!!

IYL

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