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22:22., Oculto debajo de un cielo nublado, un par de anteojos y una gorra, esperaba por tu llegada, sabía muy bien que solo serian un par de minutos, llegarías, y lo harías a tiempo, como siempre y pese a los contratiempos que tenias que sortear para poder estar juntos. Pese a mi poca sociabilidad, muchas personas podrían reconocerme debido al lugar donde trabajamos, si a eso le sumamos ese otro motivo que nos condena a las sombras, tal vez no es mucho, tal vez si lo es, lo que más me preocupa es que te podría pasar a ti, yo tengo poco que perder, pero jamás me perdonaría que por culpa mía tu sufrieras cualquier tipo de agravio. Fuera de eso, el escondernos es realmente excitante, el vernos y amarnos furtivamente le da un sabor inigualable a cada encuentro, encuentros que cada vez son más lejanos, pero también son cada vez más intensos, en cada uno desaparecen todos los obstáculos, nos convertimos en dos mitades de un mismo ser, las diferencias que frente a los demás nos separan, son las que a solas nos unen más y más.
Al reconocerte, lejos aun, no puedo evitar un suspiro de alegría, olvidándome del anonimato, me dirijo hacia ti, corro, pero quisiera volar, unos metros se dilatan hasta convertirse en kilómetros, los segundos que tardamos en llegar el uno al otro son una eternidad, el universo pierde forma a nuestro alrededor, la gente, el miedo, el dolor, la soledad, las diferencias, el ruido, el frio, todo se disuelve, se convierte en una nube de luz y color amorfa que nos envuelve, instantes antes de tocarnos intentamos decir nosequecosa, ninguno puede hacerlo y sin más nos fundimos en un beso, beso que busca consumirnos mutuamente, no podemos evitar la pasión, nuestros cuerpos se buscan con ansiedad, el beso se prolongo por mucho tiempo, pero ninguno de los dos se percata del tiempo que ha perdido significado.
¿Tuviste problemas para salir? –pregunto con un poco de preocupación después de recordar nuestra situación—solo unas pocas, las de siempre –respondes tranquila– ¿Tenemos tiempo? –pregunto con miedo—Sí, saldrán todos en mi casa para ir a una reunión, llegarán tarde, yo pretexte malestar y trabajo pendiente de la universidad, este año por fin terminare mi carrera –Eso me entusiasma mucho, tal vez después de terminados tus estudios, sea más fácil vernos y estemos más tiempo juntos.
Mientras continuamos platicando nos dirigimos a mi casa, sin habernos puesto de acuerdo, sin haberlo planeado, los dos sabemos cuál es el principal objetivo de nuestro encuentro. Es por eso que no podemos ir a ningún lugar público, yo hubiera preferido un lugar mucho mejor, algo más bonito, algo acorde a tu belleza, pero nuestra situación, no nos lo permite, y debemos permanecer ocultos, un nerviosismo recorre mi espalda, pareciera que soy yo el que nunca lo ha hecho y no tú, después de batallar con las llaves podemos entrar, avergonzado por el desorden, mientras tú te ríes de mi, ver tu sonrisa me hace vibrar, sin más contratiempo empiezo a besarte nuevamente, esta vez mucho más despacio, con lentitud, saboreando tu boca de caramelo, explorando tu lengua con la mía, mordiendo suavemente tus labios, te abandonas a mi, te dejas hacer, mientras me ruegas entre suspiros que no me detenga, tus brazos rodean mi cuello mientras abandono tu boca, para besar el resto de tu cara, suavemente, pero con más y más pasión en cada beso, mis labios llegan a tu cuello, serpentean saboreando de aquí y de allá, tus ojos cerrados me alientan a seguir, sin misericordia empiezo a subir por tu oreja derecha, la recorro con labios y lengua haciendo estremecer tu cuerpo, el placer es enorme, no quiero abandonar ese lugar que tanto te hace vibrar, giro tu cuerpo para que quedes de espaldas, y pueda así tocarte con mayor facilidad, mis labios alternan entre tu oreja, tu cuello, tu cabello, tu otra oreja y de regreso, en un desesperado e indefinido número de veces, mis manos tocan tus senos sobre el suéter, su textura y firmeza me vuelven loco, y con esfuerzo los aparto para poder quitarte esa prenda, levantas los brazos con suma gracia para ayudarme en mi tarea, al salir el suéter alborota tu cabello creándote una imagen de niña traviesa, sin decir nada y acercándonos, tocándonos únicamente con la frente, empiezo a desabotonarte, botón a botón, en orden inverso, desde el ultimo y hacia arriba, al llegar al último me detengo, concentrando todo mi ser en este momento, para que jamás, ni después de muerto olvide este momento, al soltar por fin esta última barrera, y verte así, por vez primera, mi alma se escapa, vuelvo a besarte y esta vez me sorprende tu respuesta mucho más apasionada, sin dejar de besarnos me incitas a que continúe con mi tarea, con torpeza desabrocho tu pantalón, sin esperar más te lo bajas por completo sin dejar de besarme, con desesperación te deshaces de tus tenis, quedando ante mi solo en ropa interior, tu respiración es intensa, una fina capa de sudor te cubre la piel, con voracidad pretendo sorber aquella humedad, pero tú me detienes –eso es trampa—me dices—yo estoy casi desnuda y tu solo te has quitado la gorra— me lo reclamas con una sonrisa—sin esperar respuesta empiezas a quitarme la camisa, continuas con la playera, luchas un poco con mi cinturón, pero al final sede ante tus manos, de un tirón te deshases de mis jeans, mis zapatos salen volando entre risas traviesas, mis calcetines siguen el mismo destino indefinido, quedo ante ti solo en bóxers de cuadritos —¿Cómo sabias que me gustaban los bóxers?—preguntas—No lo sabía, siempre los he usado. Me apena un poco estar así frente a ti, pero tú no pareces tener duda alguna, me acerco a ti y al oído, con voz baja, para que solo tú lo escuches y que solo tu corazón se entere, te digo en un susurro cuanto te amo, cuanto te he amado desde siempre, y que no importaba que pasaría al siguiente día, si nos descubren, no me importaría, cualquier castigo, cualquier cosa, seria insignificante y la misma muerte sería bienvenida, pues todo eso sería poca cosa, sería nada, después de haberte tenido entre mis brazos. Sin contestar me besas empujándome para hacerme caer en el sofá, mientras estas sobre mí, lucho con el broche de tu sostén, cuando al fin le suelto, te levantas, mostrándome toda tu belleza de mujer, mi excitación no puede ser mayor, tú misma guías mis manos para que te acaricie, una vez más eres tú la experimentada y yo el inexperto, mientras disfruto de tu piel, tu también buscas tocarme, lo haces primero con un poco de timidez sobre la tela que aun me cubre, más el prisionero busca con ansiedad la liberación, y levantándome un poco me liberas de esa última prenda, reímos un poco ante el “brinco” que da al salir, tus manos lo rodean, su calidez me llega al alma misma, tus caricias me vuelven loco de excitación, como jamás lo había estado, levantándome te tomo y rodeo para cambia de lugar, ahora tu estas debajo mío, con cuidado empiezo a quitarte esa última pieza que te cubre, lo hago con lentitud, al ir recorriendo tus piernas noto que por vez primera tiemblas bajo mi mano, empiezo a recorrer con mis labios el camino desde tus pies, tus piernas, tu entrepierna, tu vientre, tus pechos, tus manos, tus brazos, tus hombros, tu cuello, tus orejas y culmino en tus labios, tiemblas aun más, —no temas, no te hare daño—lo sé, te amo, no tengo miedo y lo he deseado desde siempre—igual yo—ja ja siempre usas la palabra igual—sí, me gusta y no sé por qué—te amo—y yo te amo a ti—nos besamos nuevamente, al ponerme sobre ti, me detienes sobresaltada, —¿no usaras preservativo?—no lo necesito, me hice la vasectomía, recuerdas, alguna vez te lo conté, pero si tú me lo pides, lo usare—cierto, ya no recordaba eso, mejor así, quiero sentir tu piel, quiero que en esta primer vez que me entrego a alguien, se a ti, a quien amo, y sea sin absolutamente nada entre los dos—¿tienes miedo? ¿Estás segura de querer seguir adelante?—si, tengo un poco de miedo, pero estoy segura como jamás lo había estado, todo este tiempo he soñado con este momento y nada me impedirá consumarlo, quiero sentirte, quiero ser tuya por completo, en cuerpo, mente y corazón, continua por favor, no te detengas—Con sumo cuidado entro en ti, me aterra causarte dolor, y con mis besos pretendo anestesiarte, tus manos me rodean el cuello acercándome cada vez más a ti, dándome confianza a continuar, es una lucha incontenible entre mi deseo y mi amor por ti, sin embargo y debido a la excitación de ambos, el encuentro es totalmente suave, no hay dolor, solo placer, de pronto una lagrima sale de tus hermosísimos ojos, asustado y sobresaltado me detengo –¿estás llorando? ¿Te lastime? ¿Me salgo?—con un beso acallas mis labios –nada de eso, no me lastimaste, es solo una dicha enorme la que siento, jamás me sentí tan feliz, esto es maravilloso—besándote con mas amor que nunca continuo en mi faena, hasta lograr consumarla por completo, y en ese punto, en donde no hay forma de que dos personas que se aman estén más unidas, en este punto quedamos inmóviles, sin mover ni un musculo, sintiendo cada milímetro de nuestra piel, dejándonos llevar por el éxtasis supremo, poco a poco sin embargo la pasión empieza a mover nuestros cuerpos, cada vez con mayor vigor, guiándonos a una caída que se antoja interminable, nuestras manos y bocas son insuficientes, los dientes rasgan la piel, surgen suspiros, gemidos, involuntarios e incontrolables, hasta que la pasión llega a su cúspide y explotamos a la vez.
Momentos después descansabas acurrucada sobre mi pecho, yo te cubría en cariñoso abrazo, a media luz, alcanzo el control remoto, al pulsar play las notas de “Ordinary World”, invaden el ambiente –¿Sabes algo?—rompes el silencio—aunque había soñado con este momento, jamás imagine que fuera tan maravilloso—Tampoco yo—replico—volteas a verme sorprendida—tu ya lo habías hecho, no me engañes—La miré tan fijamente a sus hermosos ojos, que olvidó completamente aquella insinuación, tal vez porque sintio el amor que le profesaba, combinado con el rubor de mi rostro, tal vez porque entendio el enmenso miedo y deseo que senti al tocarla.
No hicieron falta más palabras, nuestra alma pedia más pero el tiempo se terminaba, tú respiración tranquila, tu cabello sobre mi pecho, y un profundo suspiro...
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