Teporocho

Chin Chin el Teporocho

La locura reiterada de Tepito se enardece cuando un muchacho aparece muerto en un parque, luego un hombre es acuchillado con el filo de una botella rota en una bodega que sirve de refugio para clandestinos amores homosexuales. mientras tanto, el ejército responde al fuego de los disparos paramilitares y atrapa a los jóvenes congregados en la plaza de Tlatelolco en el fuego cruzado. vendedores de droga, putas, asesinos, policías, golpizas en la delegación, traición, robo y muerte, se conjugan en esta ya legendaria novela en donde Rogelio, un tepíteño de 22 años, cuenta como se convierte en teporocho. cuando Rogelio cree que ha sobrepasado las pruebas que la vida le ha impuesto, listo para formar una familia con la mujer que ama y preparado para enfrentarse a sus sueños, una serie de atroces acciones descubren en el pasado de las víctimas un inesperado vuelco en el destino, que lo orillan a vivir en las calles tomando "la teporocha", alcohol de 96 grados con refresco de tamarindo.

—Fragmento—

Llego al jardín a las cuatro y media me siento en una banca, miro al señor que empuja su carrito de helados haciendo sonar sus campanitas, para llamar la atención —¡grasa joven!—me dice un bolero —no gracias— le contesto, pero recapacito mirando mis zapatos —sí mano, siempre si, pero que me queden como de charol— la respuesta retadora del niño bolero no se hace esperar —sino le gustan joven no me paga —sonríe con confianza en si mismo y comienza a cepillar los zapatos, veo pasar a las chamacas a las cuales si me gustan les digo piropos: "adios mamacita, pero que buenas estas chaparrita, grandotas aunque me peguen, señorita pero que preciosas las tiene usted, suegra pero que buena hija tiene, tan buena la mamá como la hija, señorita quien fuera onassis para tener mi jaqueline". Pasaba una señorita vestida de negro y le dije: señorita, ¿quién se murio en el cielo que los ángeles andan de luto? luego paso otra señorita vestida de blanco a quien dije: señorita quién fuera enfermo para que sus lindas manos me cuidaran— a lo que la linda señorita me contesto —andele soy partera— el bolero disimuladamente me miro y reprimió con grandes esfuerzos una sonrisa y dijo —listo jovenazo—

Armando Ramírez


Otros que "escriben" de lo igual

Comentarios

Unknown dijo…
Nunca me han gustado ese tipo de piropos, me desagradan por completo.

Bien, sigue escribiendo. Me da gusto que vuelvas a aparecer en el grupo :)

Saludos y abrazos !!!
Itaka dijo…
Es que anda motivado el muchacho... jaa
Buenos los relatos de ese señor, aunque.. no sé, tal vez otras partes serían más interesantes.

Sí, la motivación "mueve", sólo se hace aquello por lo que se está motivado.

Adiós.

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