Querido señor visitador
Mujer: ni sumisa, ni devota; te quiero LIBRE, LINDA y LOCA Con los años me estoy haciendo un excelso casamentero de antiguos amores. Visito en las ciudades más pobladas de tres países a parejas estables que se cogen la mano agradecidas y tienen el detalle de tenerme en el altar de sus aparadores con una foto de entonces, muy favorecedora. He llegado a contar en hogares felices seis libros dedicados de mi puño y letra con promesa de amor eterno. Y en un caso reciente pude reconocer la chaqueta de punto tejida a mano que regalé a mi amante por Reyes llevada por el otro, y unas manchas de vomitona mía en el entarimado de la alcoba que hoy me está prohibida. Soy el visitador de los enamorados. Si es verdad, como dices, tú, conciencia, la que no miente, que ya no sé amar, reconoce al menos que preparo muy bien a quienes yo renuncio para las duras...