Lo Prohibido despierta el deseo

Él sabía muy bien que ese amor no era correcto, que nadie podría enterarse, si alguien lo descubriera sería condenado a la peor de las condenas, por eso siempre esperaba la oscuridad de la noche para llevar a cabo su delito, las primeras veces le costó trabajo, el habito le hacía dormirse antes de poder llevar a cabo sus planes, pero con un poco de esfuerzo a la tercer noche pudo mantenerse despierto hasta que todos dormían en casa, era difícil, ya que ella dormía a su lado, y si despertará y lo descubriera seguro seria su fin, a toda una vida de felicidad juntos. Pero ahora con mas de una semana de haber empezado, y de hacerlo a diario, se sentía con mayor seguridad. Mientras empezaba los lentos movimientos para destaparse y bajase de la cama sin hacer apenas ruido, recordó aquel día cuando se entero de ese manjar prohibido, fue un amigo el que se lo hizo ver, espiaron de lejos, ahí estaba ese manjar, no se explica cómo no lo noto antes, estaban a punto de acercarse más tal vez hasta la tocarían, pero en eso se escucho un grito ¡Maríaaaaa! La muchacha volteo rápidamente al tiempo que contestaba, ¡voy señora! Los amigos rápidamente se voltearon sin saber disimular, la muchacha los vio al salir y se extraño de la actitud de aquellos dos, pero nunca sospecho que la estaban espiando esperando el momento de atacar, en aquella ocasión se quedo todo en el intento, pero se obsesionó con el pensamiento de cometer aquella aventura. Poco después fue cuando pensó que la noche sería la mejor forma de atacar, siempre y cuando no hiciera ruido y llegará a ella ese delicioso objetivo sin levantar sospechas, tuvo miedo la primer noche de que se resistiera, de que no pudiera tomarla, pero descubrió que era muy fácil, que un par de toques y accedía a todo lo que tenia para dar, como si le estuviera esperando solo a él durante hace mucho tiempo, pero lo más excitante era la aventura de todas las noches, esperar a que durmiera, levantarse sin hacer ruido, con el temor en la boca del estomago por ser descubierto, el llegar hasta su objetivo y sumergirse en el mayor de los placeres. Al siguiente día la señora de la casa muy de temprano despertaba a su marido, ven, mira donde esta nuestro hijo, el esposo adormilado se levanto sin entender lo que su mujer le decía, esta lo condujo a la cocina, ahí en la mesa del desayunador el pequeño hijo estaba abrazado al bote de las galletas con la boca llena de chocolate y migajas –María como es que no lo escuchaste cuando se levanto, tuvo que haber pasado frente a tu cuarto– hay señora, usted disculpe, estaba muy cansada y no escuche nada, pero mírelo, con su cara de travieso, no sabía que le gustaran tanto las galletas, antes nunca las pedía, le daré algunas antes de ir a la cama con un buen vaso de leche para que no se levante a media noche–. Y aquella mañana fue el final de la aventura prohibida, no hubo castigos ni su mamá lo dejo de querer como se había imaginado, solo un dolor de panza y unas vergonzosas fotos que su mamá le mostraba a todos los que los visitaban. Al final su amigo se había equivocado, las galletas no tenían nada de prohibido…


¿Más deseos prohibidos?

Comentarios

Unknown dijo…
Me gustan las galletas y más las de chocolate mmmm

Aun me das miedo xD

Saludos y abrazos !!!

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