La caza del Snark

Si alguien –y ello es endemoniadamente posible- acusara de escribir insensateces al autor de este breve pero instructivo poema, tal acusación se fundaría, de eso estoy convencido, en el verso:

El bauprés y el timón solían confundirse

Ante esta penosa eventualidad, no apelaré indignado (como podría) a mis otros escritos en prueba de que soy incapaz de un comportamiento semejante; no aludiré (como podría) al sólido propósito moral de este poema, ni a los principios matemáticos inculcados en él con tanta prudencia, ni a sus nobles enseñanzas de Historia Natural. Optare por el procedimiento mucho más prosaico de explicar simplemente cómo ocurrió todo.

Lewis Carroll

Comentarios

Entradas más populares de este blog

8 bits = 1 Byte de Bienaventuranzas.

Mujeres

Lo que me hace sonreir